31 de agosto de 2010

Las Cinco Solas

Las Solas se originaron durante la Reforma Protestante.  Se trata de una frase en latín, en la cual se resumen las creencias básicas de los grandes hombres de la Reforma.

Se resumieron como una forma de protesta y contradicción con lo que la Iglesia Católica Romana de ese momento estaba enseñando.  La palabra sola significa “sólo” ó “único”.  Lo importante es que constituían según la visión de los reformistas, lo único que debían saber los cristianos en cuanto a su salvación, excluyendo así, otras visiones que otorgaban la salvación y que eran vistas como desviaciones de la enseñanza bíblica.

Sola Scriptura

Primero, un punto importante, es entender lo que los reformadores no entendían por sola scriptura.  Para ellos, no se trataba de desechar los credos y catecismos tan llenos de verdad, y decir, “dejemos los credos de la iglesia, tenemos la Biblia y eso es suficiente”.  Lutero dijo acerca de este abordaje individualista de la Biblia, “quiere decir que cada hombre se iría al infierno en su propia manera”.

En el momento de la Reforma, la iglesia Católica Romana declaraba que las tradiciones de la iglesia eran una revelación infalible de Dios, así como la Biblia, y que ambas requerían de un intérprete infalible, el papa.  Por otro lado, los Anabautistas del momento, creían que la iglesia no debía basarse en las tradiciones de la iglesia, y tampoco de la Biblia, pues Dios les hablaba a través del Espíritu Santo, y por lo tanto existían múltiples “intérpretes” de la Palabra que escuchaban directamente de Dios.

Contra ambas posiciones, la Reforma insistía en que la Biblia era la única autoridad en determinar la doctrina y la vida de los creyentes.  Para interpretarla, la iglesia como un todo debía estar involucrada, desde los laicos, quienes ayudados por los maestros de las Escrituras, quienes no eran considerados infalibles, pero si con la capacidad de enseñar la Biblia. Los credos eran adoptados como fieles, y surgieron nuevas confesiones que eran adoptadas y aceptadas por toda la iglesia.

Una de las principales críticas de Calvino a la iglesia Católica Romana era que la enseñanza de la Biblia era diluída entre la narración de historia para “hacer entender” a la gente lo que decía la Biblia.  Esto es mucho de lo que ocurre en la actualidad en nuestras iglesias y lo que ha producido el “analfabetismo bíblico” que vemos.

En la época de la Reforma, ese analfabetismo se debía a que la iglesia impedía la lectura de la Biblia por el pueblo, además de ser leída en latín. De ahí surgen grandes hombres como William Tyndale, que fue asesinado por la iglesia por haber traducido la Biblia a inglés, con el único interés de que fuera accesible al pueblo de Inglaterra.

Hoy en día, ese mismo analfabetismo lo vemos claramente.  Los cristianos no leen la Biblia, las iglesias no insisten en los estudios bíblicos y más grave, se diluye la Palabra de Dios para “no ofender” a los asistentes ó “ayudarles” a comprender.  Por otro lado, otro gran error en la iglesia protestante actual es basar su enseñanza únicamente en el Espíritu Santo, aparte de la Biblia.  Quizás esta sea una forma de enterrar la Palabra de Dios y dejarse llevar por sus propias falsedades.

El cristianismo no es una espiritualidad, eso es claro por las mismas Palabras de la Biblia.  No puede existir una verdadera comunicación con Dios fuera de la Palabra viviente y escrita por Él.

Además sola scriptura significaba que la Biblia era suficiente. La iglesia Católica Romana promulgaba que la Biblia era infalible, pero sus creencias eran moldeadas por el pensamiento de Aristóteles y Platón. Igualmente hoy en día, la psicología y la filosofía han irrumpido en la iglesia y amenazan con devaluar la Palabra de Dios.

“Toda la Escritura es inspirada por Dios, y útil para enseñar, para redargüir, para corregir, para instruir en justicia, a fin de que el hombre de Dios sea perfecto, enteramente preparado para toda buena obra.” (2 Timoteo 3: 16-17).

Solus Christus

En la Edad Media, el ministro era visto como si tuviera una relación especial con Dios; casi como un mediador de la gracia y el perdón de Dios a través de los sacramentos.  Pero en el Renacimiento, pensadores como Petrarco llamaban para la instauración de la “Era del Espíritu”, en donde todas las religiones se unieran en una sola. Muchos otros pensadores abogaban porque la naturaleza era una revelación de Dios para salvación, y que por lo tanto, Cristo no era el único camino. Esto fue empujado por la fascinación con el paganismo de la época.

La Reforma fue más que todo una revolución contra la fe en la humanidad y el reestablecimiento en la mente de los hombres de la idea que Dios es el único que se nos revela y nos salva.  Nosotros no lo encontramos, Él nos encuentra. El grito de lucha de estos hombres de la Reforma era que Cristo es la única forma de conocer como es Dios; la única forma de tener una relación de Padre e hijo en lugar de Juez y condenado; la única manera de evitar la ira de Dios.

El probema en la actualidad resulta del pensamiento de los hombres de su propia “bondad y justicia”. La idea de creer que son lo suficientemente buenos como para pasar la prueba de Dios, como si Dios tuviera una escala, donde pesara nuestra obras, malas y buenas. Esto nos ha llevado al punto en donde la mayoría de protestantes no creen que Cristo sea necesario para nuestra salvación, y con ella viene la tolerancia de lo que otras religiones creen y con ello el descenso de la evangelización de las naciones que están fuera de la doctrina bíblica y por lo tanto de Cristo.

Solus Christus no quiere decir que no creamos en Dios Padre ni en Dios Espíritu Santo, sino que Cristo es el único camino para poder llegar a Dios. El Espíritu Santo no se nos muestra, sino que llama la atención a Cristo, con quien encontramos paz con Dios.

“Jesús dijo: Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie viene al Padre sino por mí.” (Juan 14: 6).

Sola Gratia

La razón por la cual debemos aceptar la Biblia como nuestra única autoridad es porque en ella encontramos exclusivamente el pronunciamiento de Dios acerca de nuestra desmerecida aceptación con Él.

Muchos en la Edad Media creían que Dios salvaba por medio de su gracia, pero también creían que su propia voluntad (libre albedrío) y su “cooperación” con Dios ayudaba en su salvación.  Existía un dicho medieval que decía: “Dios no niega su gracia a todos aquellos que hacen todo lo que pueden.” Este dicho en la actualidad, sobre todo en las iglesias que predican la doctrina de la prosperidad es, “Dios ayuda a todos aquellos que se ayudan a sí mismos”.

Para la época de la Reforma, muchos ministros se quejaban del auge del Pelagianismo en la iglesia, una herejía que negaba el pecado original y por lo tanto la necesidad de la gracia de Dios. Pero hoy en día son toleradas en muchas de nuestras iglesias.

Sola Fide

La idea de gracia en el pensamiento medieval era la idea de transformación de un hombre malvado en un hombre bueno; de transformar a un pecador en un santo, es decir asistir al hombre en el camino de la salvación.

Los reformadores luego de un amplio estudio de la Biblia, encontraron algo que faltaba en ese pensamiento medieval, esto es, la idea de que la Biblia decía en griego, “declarar justos” y no “hacer justos”.  Este problema se dio por la mala traducción al latín de ese concepto.  Erasmus, un gran teólogo inició lo que más adelante Lutero profesó en sus escritos, “el hombre es declarado justo” y no es “hecho justo”.

Es decir, la Biblia dice que el pecador es declarado justo, antes de iniciar el camino de la santificación, antes de ser completamente justo. Por lo tanto la declaración no se debe a ningún avance moral de pecador, sino que estando muertos en sus pecados los hombres son declarados inocentes (justos), por la imputación de la justicia de Dios sobre todos aquellos que están unidos a Cristo por fe. Cuando una persona pone su fe en Cristo, en ese momento es vestido por la justicia de Cristo, a pesar de ser aún un pecador.

Este es otro punto en donde la iglesia actual es completamente analfabeta.  Muy pocos cristianos conocen la doctrina de la justificación por medio de la fe, y mucho menos la pueden definir.  Inclusive, a pesar de que para los reformadores es el punto en “donde la iglesia se sostiene o se cae”, es ampliamente criticada por otros evangélicos al día de hoy.

“por cuanto todos pecaron, y están destituidos de la gloria de Dios, siendo justificados gratuitamente por su gracia, mediante la redención que es en Cristo Jesús, a quien Dios puso como propiciación por medio de la fe en su sangre, para manifestar su justicia, a causa de haber pasado por alto, en su paciencia, los pecados pasados, con la mira de manifestar en este tiempo su justicia, a fin de que él sea el justo, y el que justifica al que es de la fe de Jesús. ¿Dónde, pues, está la jactancia? Queda excluida. ¿Por cuál ley? ¿Por la de las obras? No, sino por la ley de la fe. Concluimos, pues, que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley.” Romanos 3: 23-28

Soli Deo Gloria

El mundo está lleno de gente ambiciosa. Pero debido a que Dios se ha revelado tan claramente y ha salvado a su pueblo tan definitivamente, el creyente es libre para adorarle, servirle y glorificarlo para siempre. ¿Cúal es la ambición de la iglesia actual? . ¿Complacer a Dios o a los hombres?

Cuando miramos hacia la Reforma, vemos un hecho histórico que transformó la vida diaria del mundo. Las artes, la música, la filosofía, los gobiernos, estaban basados en Dios y en Su gloria. Muchos se han preguntado como la doctrina de la depravación del hombre y la gracia de Dios puedieron transformar al mundo de la manera en que lo hicieron. Estos grandes hombres decidieron poner e evangelio de Dios primero, y ppor lo tanto los efectos fueron secundados por el poder de Dios.

Soli Deo Gloria, estas palabras estaban escritas en las tabernas de Heidelberg. Era un momento en donde se centro la creencia en Dios, tanto en la fe como en la practica. En el siglo XVI, el mundo estaba intoxicado por la soberanía de Dios.

“yo soy Dios, y no hay otro Dios, y nada hay semejante a mí, que anuncio lo por venir desde el principio, y desde la antig:uedad lo que aún no era hecho; que digo: Mi consejo permanecerá, y haré todo lo que quiero; que llamo desde el oriente al ave, y de tierra lejana al varón de mi consejo. Yo hablé, y lo haré venir; lo he pensado, y también lo haré. Oídme, duros de corazón, que estáis lejos de la justicia: Haré que se acerque mi justicia; no se alejará, y mi salvación no se detendrá. Y pondré salvación en Sion, y mi gloria en Israel.” (Isaías 44: 9b-13).

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