1 de febrero de 2011

Directo a su conciencia

El buen cultivador 
Un hombre tenía un sembrado de flores estupendas; cada día salían de su cultivo para vender en la ciudad centenares de paquetes con las flores más bellas y fragantes que nadie pudiera conocer.
Este cultivador, año por año ganaba el premio a las flores más grandes y de mejor calidad y como era de esperarse era la admiración de todos en la región; un día se acercó un periodista de un canal de televisión a preguntarle el secreto de su éxito, a lo que el hombre contesto:
- Mi éxito como cultivador de flores es debido a  dos cosas:
En primer lugar, Cada cultivo de flores, sin falta le doy el diezmo y las primicias al Señor.
En segundo lugar, Cada cosecha saco y comparto las mejores semillas  con mis vecinos, para que ellos las siembren y  también cultiven las más bellas flores.
- ¿Cómo?- respondió el periodista asombrado- pero eso es una locura, acaso no teme que sus vecinos se hagan famosos como usted y le quiten su importancia?
Acaso  ¿no es suficiente con pagar  impuestos al gobierno para que también lleve las primicias y el Diez por ciento  a la iglesia?
El hombre dijo estimado periodista, yo le doy los diezmos y las primicias al Señor Porque Cristo me enseño que hay que dar al cesar lo que es del cesar y a Dios lo que es de Dios. (Mateo 22:21) además, estoy convencido que él es el que creo las flores, y el es el que hace producir la tierra. El extermina las plagas y hace  que los cultivos no sean estériles. Sino fuera por él, el cultivo no produciría las mejores flores. (Malaquías 3:11)
Además comparto las mejores semillas, porque hay un principio bíblico por el cual procuro regir mi vida, es  el principio de la ley de la siembra y la cosecha, es decir que  todo lo que el hombre siembra, eso también cosechara. (Gálatas 6:7) Al tener ellos buenos sembrados con buena semilla, el viento  va a devolver a mi cultivo  buena polinización  y la cosecha va a ser mayor y mejor; si no lo hiciera así ellos sembrarían semillas de mala calidad que el viento traería a mi cultivo y cruzaría las semillas, haciendo que mis flores sean de mala calidad.
El periodista asintió con su cabeza y dijo: tiene razón, que bonita y diferente manera de pensar y se marcho.
Lamentablemente esto no ocurre en la vida de muchos que se llaman cristianos, quieren ser bendecidos y prosperados por Dios, pero no creen en sus promesas infalibles, no han aprendido que la vida cristiana consiste en vivir para la gloria de Dios, y para la honra del prójimo. (Mat 22:37-39) Quienes creen a lo que Dios dice, obedecen sus mandatos, de esta manera honran a Dios,  ayudan a su prójimo y las bendiciones de Dios viene por añadidura. !Cuan necesario es creerle a Dios! Porque sin fe es in posible a gradar a Dios. (Heb 11.6)
Bendiciones.

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