3 de octubre de 2010

Directo a su conciencia

  !La murmuración es pecado¡

El tema de la murmuración, el chisme y la falta de respeto hacia los hermanos y las autoridades espirituales puestas por Dios, es uno de los pecados en los que muy a menudo cae el pueblo de Dios, y sobre el cual nos  amonesta la santa  palabra de Dios.

“Hermanos, no murmuréis los unos de los otros el que murmura del hermano y juzga a su hermano,  murmura de la ley y juzga a la ley” (Santiago 4:11). El cristiano que continuamente esta inconforme,  murmurando, hablando entre los dientes, quejándose detrás de la espalda del pastor y de los hermanos, está provocando desanimo, discordias, disensiones, el tal está dando a conocer su inmadurez  espiritual, y una vida controlada por los impulsos pecaminosos de la carne. Por esto, Dios nos advierte acerca del mal uso de la lengua, puesto que puede causar muchísimo daño tanto a las personas, como a la misma obra del Señor. 

 Dios nos  dice:
“Haced todo sin murmuraciones y contiendas para que seáis irreprensibles y sencillos hijos de Dios, en medio de una generación maligna y perversa en la cual resplandecéis como luminares ” (Filipenses 2:14).  “...todo hombre sea pronto para oír, tarde para hablar, tardo para airarse...” (Santiago 1:19).  Los creyentes maduros tienen dominio sobre su lengua con la ayuda del Espíritu Santo,  “llevando cautivo todo pensamiento a la obediencia a Cristo”  (2 Corintios 10:5). 

El deber de todo creyente que ha caído en este pecado es arrepentirse y poner todos sus pensamientos en línea con la santa voluntad de Dios. El  no hacerlo lo llevará a seguir practicando el pecado de la murmuración, del chisme y la difamación, que solo provocaran malestar y  desanimo en los miembros de la congregación  y a un en los mismos miembros de su misma familia.


¿Cómo podemos someter nuestro pensamiento y nuestra lengua al señorío de Jesucristo?

(1)  Sea consiente de que Dios conoce cada pensamiento y que nada hay oculto para Él.  Qué tendremos que dar cuenta a Dios de los pensamientos, las palabras y las acciones con las cuales hemos afectado a la iglesia del Señor. (Mat 12:36)Recuerde que la iglesia son las personas no el local donde se reúne.

(2) Tenga presente que  la lengua es un miembro que hace evidente con palabras lo que realmente hay en nuestro corazón, ya que de la abundancia del corazón habla la boca, por tanto debemos llenar nuestra mente y corazón con las palabras del Señor. Que la palabra de Cristo more en abundancia en vosotros, enseñándoos y exhortándoos unos a otros en toda sabiduría (Col 3:16)

(3) Tenga cuidado con lo que ven sus ojos, y oyen sus oídos, acepte que la murmuración, el chisme, la calumnia, y la difamación  vienen de  prestar oídos a comentarios que en el fondo solo tienen la intención de buscar respaldo para sembrar inconformidad, desanimo y discordia, lo mejor para que esto no suceda es remitir al que hace el comentario a la persona directamente involucrada, así se frenara el chisme y la murmuración y usted no se sentara en silla de escarnecedores. 

   RECUERDE:  que la lengua es un fuego, un mundo de  maldad, la lengua esta puesta entre nuestros miembros, y Contamina todo el cuerpo, e inflama la rueda de la creación, y ella misma es inflamada por el            infierno. (Stg 3:6)
Bendiciones:

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