NUESTRA MISIÓN DE VIDA.
Sea preguntado ¿Cuál es su misión de vida? Nuestra misión de vida es
fácil de entender, si nos hacemos una pregunta sencilla pero profunda. En 100 años, ¿qué es lo que le va a
importar? Si en la actualidad
usted tiene 10, 15, 20, 30 años o los años que sea que usted tenga. En 100 años usted va a
estar muerto; va estar en la eternidad. Entonces ¿Qué le va a importar en ese
lugar?
¿Su carro?
¿Su casa?¿Su país de residencia? ¿Sus inversiones y ahorros? ¿Sus títulos de la
universidad? ¿Su carrera (su trabajo)? ¿Su conocimiento de la Biblia? ¿La copa
mundial?
En 100 años,
la única cosa que le va a importar es, si está en el cielo o si está en el
infierno. Usted puede tener una buena educación (muchos títulos y diplomas), un
buen trabajo, una buena casa, un buen carro, una linda familia, pero si muere y
pasa a la eternidad en el infierno, no tienen sentido las cosas y el “éxito” en
este mundo porque carecen
totalmente de importancia eterna.
Pero, si en
100 años usted está en el cielo, todo lo que sufrió en esta vida, todos los apetitos carnales que rechazo, las burlas
e injurias que soporto, por confiar en
Cristo y proclamarlo no le van a
importar nada. Porque si padeció para
hacer una diferencia eterna con su vida pasajera en la fe del Señor
Jesucristo, en 100 años tendrá un gozo
inefable y una felicidad insondable que
nadie le arrebatara. Si este asunto es lo más importante de toda su vida, surge otra pregunta:
¿Qué
esta haciendo hoy por los demás que hará con ellos una diferencia en la
eternidad? En
100 años, ¿qué es lo que les va a importar a sus vecinos, a sus familiares, a
sus amigos, a sus compañeros de trabajo o de estudio, o aun a las personas
desconocidas que le rodean todos los días en la calle, en el supermercado, en
el trabajo, en la universidad, etc?
¿Qué podemos
hacer nosotros para hacer una diferencia eterna en sus vidas? Esta es
nuestra misión de vida y es lo que nos debe importar más que nada.
NUESTRA
MISIÓN DE VIDA ES LA MISMA MISIÓN DE JESUCRISTO
Como
el Padre envió al Hijo al mundo, así el Hijo ha enviado a Sus discípulos
Como Tú Me
enviaste al mundo, así Yo los he enviado al mundo. (Juan 17.18)
Entonces
Jesús les dijo otra vez: Paz a vosotros. Como me envió el Padre, así también yo
os envío. (Juan 20.21)
Nosotros,
los discípulos (los que estamos comprometidos en seguir a Cristo), tenemos la
misma misión de vida que Jesucristo tuvo en la tierra. Por esto, si analizamos
la razón por la cual Cristo vino a este mundo, podemos aprender por qué
nosotros todavía estamos aquí. Exactamente como el Padre envió a Su Hijo para
cumplir con una tarea específica, así el
Hijo nos ha enviado. Él quiere que hagamos lo mismo. La misión del Maestro es
ahora la del discípulo. Y Jesús se acercó y les habló diciendo: Toda potestad
me es dada en el cielo y en la tierra. Por tanto, id, y haced discípulos a
todas las naciones, bautizándolos en el nombre del Padre, y del Hijo, y del
Espíritu Santo; enseñándoles que guarden todas las cosas que os he mandado; y
he
aquí yo estoy con vosotros todos los días,
hasta el fin del mundo. Amén. (Mat 28.18-20) Recuerde…En 100, 50, 30, o 20
años usted estará muerto ¿que es lo que realmente le va a importar cuando pase de este mundo a la eternidad?
Enfóquese donde debe enfocarse,
construya donde debe construir, haga tesoros para el cielo, no ame el mundo ni
las cosas del mundo, porque el mundo pasa y sus deseos, pero el que hace la
voluntad de Dios permanece para siempre.
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