5 de febrero de 2011

Directo a su conciencia

Cambiados de adentro hacia fuera
Un humilde y veterano pastor de x iglesia, en un domingo cuando predico un mensaje respecto al tema de la santificación en el Espíritu,  hizo  algo curioso para llamar la atención de la congregación.
“Ese día predico con un costoso traje, zapatos brillantes, camisa blanca en seda, corbata fina. El pastor estaba impecablemente vestido. En la conclusión del sermón, le pidió permiso a la iglesia para quitarse el saco. En ese momento, se ven expresiones de espanto, admiración y algunas sonrisas. La congregación queda sorprendida, porque la camisa está muy presentable, planchada y limpia hasta donde se ve con el saco puesto; cuando se quito el saco, se ve una camisa rasgada, sucia de carbón, manchada con tinta roja, verde y arrugada.                                                Luego pidió permiso y se quito los brillantes y costosos zapatos y las medias estaban totalmente rotas y descoloridas. Lo que el pastor hizo fue una ilustración práctica a fin de mostrar que podemos perfectamente aparentar estar impecables por fuera, pero ser horribles  por dentro. Es posible ser un ciudadano con buena reputación, ser bien visto por la sociedad, aclamado como bueno y justo, pero por dentro estar escondiendo las basuras de nuestra vida con un manto de justicia propia, escondiendo la naturaleza de un lobo bajo la piel de una oveja.” Hermanos, es posible  vivir por algún tiempo, un cristianismo de apariencias, pero será imposible aparentar durante toda la vida lo que no somos. Un día la mascara se caerá, así como Jesús desenmascaró la hipocresía de los fariseos, diciendo: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas! Porque son semejantes a sepulcros blanqueados, que por fuera, a la vedad se muestran hermosos, pero por dentro están llenos de huesos de muertos y de toda inmundicia” (Mat. 23:27).
Aquí, la Palabra trae una advertencia para todos los que nos llamamos cristianos. No nos engañemos a nosotros mismos. ¿tú crees que una persona que no busca la  santificación del Espíritu Santo por medio de la vivencia de la Palabra de Dios y la oración, y que intenta vivir como si la buscara, algún día no será desenmascarada por su propia iniquidad?
Todo lo que somos y hacemos es el resultado de lo que somos interiormente. Si la Palabra de Dios llena tu corazón, es imposible que el carácter de Cristo no se manifieste en tu vida. Lo que tú eres interiormente va a determinar tus prioridades. Por lo tanto, luchar para hacer las cosas correctas sin buscar la dirección de  Dios en las primeras horas de cada mañana es luchar por lo imposible, por demás es que nos levantemos de madrugada y nos vayamos tarde a descansar si Dios no bendice lo que hacemos. Es Dios quien lo hace por nosotros y en nosotros. Bien lo dijo el profeta Isaías: Jehová, tu nos darás paz porque también hiciste en nosotros todas nuestras obras  (Isa. 26:12). La enseñanza de la Palabra de Dios es clara: solo tendremos paz cuando El haga en nosotros TODAS nuestras obras, eso solo vendrá cuando la palabra de Dios es nuestro alimento espiritual “Fueron halladas tus palabras y yo las comí y tu palabra me fue por gozo y alegría de mi corazón. Jer 15:16 Entonces, mi amado  hermano, deja que el Espíritu Santo por su santa palabra te guie en el caminar y en tu vida resplandecerá el brillo de Cristo, no tu falso brillo.
 Bendiciones:

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