Dios
envía embajadores.
Así que, somos embajadores en nombre de Cristo,
como si Dios rogase por medio de nosotros; os rogamos en nombre de Cristo:
Reconciliaos con Dios. 2Cor5:20
El gran teólogo y misiólogo A.J. Gordon, en una serie
de discursos que dio en el Seminario de la Iglesia Reformada en abril de 1892,
hizo esta valiosa declaración:
«Dios envía embajadores; no está buscando voluntarios
para Su obra».
Lo que llama la
atención de esta declaración. Es que Pareciera que en la iglesia nos inclinamos más a buscar voluntarios que
esperar a que Dios ponga su mano sobre una persona, aun antes de haber nacido,
y que proyecte a ese individuo a la misión del reino de Dios que por lo general
es costosa, difícil y de mucha perseverancia.
Mientras
más se observa esa declaración, más nos convencemos que nos hemos desviado del
patrón bíblico con referencia al
reclutamiento del personal para la obra del Señor. «No me elegisteis
vosotros a mí, sino que yo os elegí a vosotros, y os he puesto para que vayáis
y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca; para que todo lo que pidiereis al
Padre en mi nombre, él os lo dé». (Juan 15:16) En Hechos 9:10-16
vemos cómo se declara el mismo principio cuando Dios escoge a Saulo de Tarso
para cumplir una misión específica: dirigirse a un pueblo específico, en un
tiempo específico de la historia, para cumplir una tarea específica. Pablo
atestigua que ese era su llamado: «Pero cuando agradó a Dios, que me apartó
desde el vientre de mi madre, y me llamó por su gracia, revelar a su Hijo en
mí, para que yo le predicase entre los gentiles...» (Gálatas 1:15,16)
Estoy
convencido que la visión y el
concepto que uno tenga hacia su
llamado afectará en gran manera su nivel de compromiso. Si yo simplemente me
he hecho voluntario para ejecutar una tarea, tengo la opción de retirar mi
ofrecimiento cuando la tarea se complica o cuando me canse. Sin embargo, si yo he sido escogido y
comisionado por el Dios del universo para cumplir una tarea específica, tengo
la convicción y el deber de cumplir mis obligaciones, cueste lo que cueste. El
sentido de propósito y destino que uno adquiere con esta perspectiva da fuerza
para los tiempos de prueba. Al tratar el tema del «Costo del Llamado al
servicio en la obra de Dios »
Nuestro
nivel de compromiso se relaciona en forma directa con la persona a quien
servimos. Si usted sirve o trabaja para una persona importante así será su entrega y compromiso. Pablo entendía que era un instrumento y
embajador del Rey del universo. Cada vez que Pablo daba su
testimonio, hacía énfasis sobre la experiencia que tuvo aquel día camino a
Damasco recordando siempre el llamado
que recibió de Dios. No existía ninguna duda para él con referencia a quién lo
había llamado, y esto se volvió la fuerza mayor que lo empujó a buscar nuevas
fronteras para cumplir la misión y el propósito de Dios sin importar cuanto
tuviera que padecer (Hechos 9:1-19/ 22.6-16/26.12-18/14:8-20/16:11-32)
Quizás
no exista duda alguna en nuestra mente de quién nos haya llamado, pero en
ocasiones el concepto que tenemos del que nos llamo es inferior a lo que es Él
realmente.
¿Para
qué fue escogido Pablo? Pablo fue escogido para «llevar mi nombre en
presencia de los gentiles». Esto suponía un llamado a la auto negación ya
que pablo se consideraba superior en raza, conocimiento y santidad frente a los
demás. Col 3.3-7 Para la naciente
iglesia judía de la época de Pablo no fue fácil superar las barreras culturales
y raciales e incorporar a los gentiles dentro del Cuerpo de Cristo. Pablo fue llamado «para llevar mi nombre en
presencia... de reyes, y de los hijos de Israel Hch 9:15 ». Este
llamado especifico a una gente especifica indicaba rechazo y sufrimiento. El
sufrimiento de Pablo a manos de los judíos fue incomparable, y Cada vez que hablaba a reyes fue en
cadenado y no existe evidencia de que
algún rey haya creído en su mensaje. Es de suma importancia que comprendamos
que el único que puede dar poder para ser fuerte en medio de nuestra debilidad
es Dios. Uno no se vuelve un siervo sufrido porque escoja hacerlo. Uno se
vuelve un siervo escogido y sufrido cuando descubre por la palabra de Dios que es embajador de Jesucristo y no un voluntario. Y todo
esto proviene de Dios, quien nos reconcilió consigo mismo por Cristo, y nos dio
el ministerio de la reconciliación. «Fiel es el que os llama, el cual
también lo hará». (2Cor 5:18) (1 Tesalonicenses 5:24)
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