3 de abril de 2011

El Tazón de madera

El abuelo se fue a vivir con su hijo, su nuera y su nieto de cuatro años. Sus manos temblaban, su vista se nublaba y sus pasos flaqueaban.
El abuelo y su familia se reunían todos los días para comer; pero sus manos temblorosas y la vista enferma le causaban dificultades para alimentarse. La comida caía de su cuchara al suelo y, cuando intentaba tomar el vaso, derramaba mucho del contenido sobre el mantel.
El hijo y su esposa se cansaron de la situación. "Tenemos que hacer algo con el abuelo", dijo el hijo. "Ya he tenido suficiente. Derrama la leche, hace ruido al comer y tira la comida al suelo". 
Así que el matrimonio decidió poner una pequeña mesa en una esquina del comedor. Ahí, el abuelo comía solo mientras el resto de la familia disfrutaba a la hora de comer. Como el abuelo había roto varios platos, su comida se la servían en un tazón de madera. De vez en cuando, miraban hacia donde estaba el abuelo y podían ver algunas lágrimas sobre su rostro triste, mientras intentaba alimentarse solo. las únicas palabras que la pareja le dirigía al abuelo eran fríos llamados de atención cada vez que dejaba caer el tenedor o la comida.
El niño de cuatro años observaba todo en silencio.
Una tarde antes de la cena, el papá observó que su hijo estaba jugando con unos trozos de madera en el suelo. Le preguntó: "¿Qué estás haciendo, hijo?" Con la misma dulzura el niño le contestó: "Ah, estoy haciendo un tazón para ti y otro para mamá para que cuando sean como el abuelo, yo les pueda servir la comida en ellos. Sonrió y siguió con su tarea.
Las palabras del pequeño golpearon muy fuerte a sus padres, quebrantando sus corazones de tal forma que quedaron sin palabras. Las lágrimas rodaban por sus mejillas y a pesar de que ninguna palabra se dijo al respecto, ambos sabían lo que tenían que hacer.
Esa tarde el esposo tomó gentilmente la mano del abuelo y lo guió de vuelta a la mesa de la familia. Por el resto de sus días ocupó un lugar en la mesa junto a ellos. Y, por alguna razón, el matrimonio no se molestaba más cada vez que el tenedor se caía, la leche se derramaba o se ensuciaba el mantel. 
Los niños son altamente perceptivos. Sus ojos observan, sus oídos siempre escuchan y sus mentes procesan todos los mensajes. Si ellos ven que proveemos un hogar feliz, aprecio y honra  para todos los miembros
de la familia, ellos imitarán esa actitud por el resto de sus vidas. ¿Que ejemplo le esta dando a sus hijos? ¿Que está sembrando en sus corazones? 
Es posible que con su mal ejemplo usted este impidiendo que los niños se acerquen a Cristo.
Jesús dijo: Dejad a los niños  venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos.Mateo 19:14
Los padres y madres deben escucharlos, ya que muchas veces Dios nos quiere llamar la atención o decirnos algo a través de ellos, no seamos orgullosos pensando que sólo son niños, y que solo nosotros tenemos la razón, tengamos la suficiente sabiduría para analizar y meditar el mensaje que un niño nos puede dar. Si hemos cometido un error  seamos humildes y pidámosles perdón. Seamos constructores sabios, y modelos a seguir  para nuestros hijos.  Las palabras de  Cristo a cerca de los niños deberían ponernos a temblar. Por favor  lea  con mucha atención y medítelo en su corazón.
Mateo 18:1-6 En aquel tiempo los discípulos vinieron a Jesús, diciendo: ¿Quién es el mayor en el reino de los cielos?  Y llamando Jesús a un niño, lo puso en medio de ellos,  y dijo: De cierto os digo, que si no os volvéis y os hacéis como niños, no entraréis en el reino de los cielos. Así que, cualquiera que se humille como este niño, ése es el mayor en el reino de los cielos.  Y cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me recibe.  Y cualquiera que haga tropezar a alguno de estos pequeños que creen en mí, mejor le fuera que se le colgase al cuello una piedra de molino de asno, y que se le hundiese en lo profundo del mar. 

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